martes, 8 de septiembre de 2015

2 canciones gemelas

En el mundillo de la música ligera existen algunas curiosidades en cuanto a canciones de aquella década prolífica y prodigiosa de los años 60. Hoy me quiero referir a una canción que tiene dos versiones, las dos a cual más exitosas.
Es la canción titulada "Mi gran noche" compuesta por el gran creativo italo-belga Salvatore Adamo.
Resulta que tras del gran éxito obtenido por la canción original, se vio obligado a grabarla en varios idiomas, entre ellos el español.
Aprovechando el gran éxito de la canción original, es casi seguro que vino un día el prolífico creativo de letras de canciones, Rafael de León, y respetando escrupulosamente la música de Adamo, metió una letra diferente para que —con arreglos musicales de Manuel Alejandro— la grabara el gran Raphael.
MI GRAN NOCHE (Música: Salvatore Adamo / Letra en español: Jorge Córcega)
Y aquí debajo la letra de Salvatore Adamo (en fondo verde) cantada por su autor y la letra que canta Raphael (en fondo azul clarito). Para cada cual queda la tarea de manifestar su predilección por una u otra versión. Para mí, las dos canciones tienen una gran calidad y atractivo especial. No sabría con cuál quedarme. Será porque a las dos conocí cuando tenía diecitantos años.
versión Salvatore Adamo   MI GRAN NOCHE       versión Raphael
Cansado ya de aguantar a papá
decidí emanciparme,
y lo hice así una noche salí
dispuesto a desahogarme,
a un dancing fuí con mi traje caqui
de color verde lino,
mi noche fue, más que un trompo bailé
y perdí casi un kilo.

---ESTRIBILLO---
Bailé con chicas que estaban muy bien
que a uno le ponen mal,
pero ellas vieron que yo era también
un tipo fenomenal.

Como palomas a mi alrededor
las vi revolotear,
aquella noche yo fui el cazador
y el amo del palomar
y sucedió que más de una cayó
en su propia emboscada,
el caso fue que las hipnoticé
con sólo una mirada.
Y qué iba a hacer, me dejaba querer
y seguír el antojo
y bien después con los aires de un juez
las miré de reojo.

---ESTRIBILLO---
Bailé con chicas que estaban muy bien
que a uno le ponen mal,
pero ellas vieron que yo era también
un tipo fenomenal.

Ya son las tres, estoy solo en el bar
camarero otro whisky,
haga el favor, quiero continuar
aunque yo no estoy triste.
Quiero otra vez el poder fabricar
los más bellos ensueños,
puedo pagar, un obrero yo soy,
otra copa y me marcho.

---ESTRIBILLO---
Bailé con chicas que estaban muy bien
que a uno le ponen mal,
pero ellas vieron que yo era también
un tipo fenomenal.
Hoy para mí es un día especial
pues saldré por la noche
podré vivir lo que el mundo nos da
cuando el sol ya se esconde,
podré cantar una dulce canción
a la luz de la luna
y acariciar y besar a mi amor
como no lo hice nunca.

---ESTRIBILLO---
Qué pasará, qué misterio habrá
puede ser mi gran noche
y al despertar ya mi vida sabrá
algo que no conoce.

Caminaré abrazado a mi amor
por las calles sin rumbo,
descubriré que el amor es mejor
cuando todo esta obscuro.
Y sin hablar nuestros pasos irán
a buscar otra puerta
que se abrirá como mi corazón
cuando ella se acerca.

---ESTRIBILLO---
Qué pasará, qué misterio habrá
puede ser mi gran noche
y al despertar ya mi vida sabrá
algo que no conoce.

Será, será esta noche ideal
que ya nunca se olvida,
podré reír, y cantar y bailar
disfrutando la vida.
Olvidaré la tristeza y el mal
y las penas del mundo
y escucharé los violines cantar
en la noche sin rumbo.

---ESTRIBILLO---
Qué pasará, qué misterio habrá
puede ser mi gran noche
y al despertar ya mi vida sabrá
algo que no conoce.
Qué pasará, qué misterio habrá
puede ser mi gran noche...
... .... .. .... . . ....... .... ..  .... ..


Se trata de un caso muy paralelo a otras dos canciones gemelas de los mismos artistas: Adamo y Raphael. Me estoy refiriendo a "La noche", aunque en este caso no hay un Rafael de León por medio ya que letra y música son idénticas en ambas versiones.
"La noche" fue compuesta por el cantante Salvatore Adamo en el año 1965. Existió una versión en francés y otra en español.
Jorge Córcega es un letrista español —coetáneo de Rafael de León— que fue el que ha traducido y adaptado casi la totalidad de las canciones de Adamo al idioma español.
La versión grabada por Raphael me atrae un poco más, si cabe, porque al final hace una original demostración de 'locura' en línea con lo que se dice en la letra: "La noche, me hace al volver, enloquecer".

LA NOCHE de Salvatore Adamo https://youtu.be/XvPQRAfDGJU
 
LA NOCHE cantada por Raphael https://youtu.be/AbivPaYL7tI
LA NOCHE

Tu amor de noche me llegó
y un claro día se me fue
maldigo el sol que se llevó
tus juramentos y mi fe.

Tu amor el día me hace odiar
la noche apaga mi rencor
porque ella viene a recordar
que no soy nada sin tu amor

la noche
me hace al volver, enloquecer

la noche calma mi ansiedad
porque te espero y creo en ti
que me atormentas sin piedad
que lo eres todo para mí.

De noche sueño en nuestro ayer
y cuando llega el despertar
yo te maldigo sin querer
y es que te quiero a mi pesar.

la noche
me hace al volver, enloquecer

En vano aliento mi rencor
y espero el día para odiar
la noche me hace recordar
que no soy nada sin tu amor.

la noche
me hace al volver, enloquecer...

... .... .. .... . . ....... .... ..  .... ..
Son curiosidades que se dan en lo que yo he dado en llamar «Canciones gemelas» (o canciones mellizas) y ►AQUÍ◄ hay otro buen ejemplo de ello.

lunes, 23 de marzo de 2015

todos somos de derechas

Sí, porque ser de derechas es lo fácil. El bicho humano viene equipado de serie para ser de derechas. De derechas porque es la tendencia natural. Ser egoísta, individualista, insolidario, embustero, competitivo, cínico, abusador...
Y ya no digamos lo del racismo, la xenofobia, el machismo... ¡Y lo del ultra-feminismo, que también se las trae...!

Y el patriotismo y el nacionalismo. Sí; sí, porque el patriotismo y el nacionalismo son lo contrario de uno de los pilares más importantes del izquierdismo: el internacionalismo → la destrucción de todo tipo de fronteras que separen a unos seres humanos de otros.
Los hay que son de derechas, ¡muchísimos!, que lo son a tiempo total. A jornada completa. A dedicación exclusiva. Es lo más cómodo.
Hay otros, entre los que me encuentro yo, que somos derechistas discontinuos; derechistas a tiempo parcial. De derechas, sí, pero en precario. Por horas, por fines de semana o sin contrato legal.
No hay —no puede haber— alguien que no sea nada de derechas. Aunque sólo sea un ratito cada día, caemos en el derechismo.
No es posible ser de izquierdas a tiempo total; a jornada intensiva. Sin vacaciones ni festivos ni días mocosos.

Es muy sacrificado ser de izquierdas aunque sólo sea por unas horitas cada día.
Llega un tiempo que el buen izquierdista, el izquierdista con contrato fijo a jornada completa, necesita vacaciones. Necesita una relajación para aliviar las tensiones que genera eso de ser de izquierdas en largas jornadas sin derecho a domingos, ni vacaciones de semana santa o de navidad.

Yo no me creo que haya nadie de izquierdas, izquierdas, lo que se dice izquierdas. Es imposible. No hay quien aguante tanta tensión interior ni tanto sacrificio.
Porque ser de izquierdas es llevar al extremo más extremista esa descripción que de sí mismo hacía don Antonio Machado en su poesía "Retrato": «...soy, en el buen sentido de la palabra, bueno». He llegado a sospechar que no hay personas de izquierdas ni de derechas; que sólo hay buenas y malas personas y una inmensa gama de cualidades intermedias.

Por eso mismo, yo me siento aspirante a izquierdista; un eterno aspirante. Todo lo más y mejor que puedo decir de mí mismo es que soy un aprendiz de 3º año de izquierdismo, pero de ahí no paso. Soy de los convencidos de que todos somos más o menos de derechas.
(?)
Grado más..., grado menos...
¡¡Qué le vamos a hacer!! La vida es así, no la he inventado yo.

domingo, 8 de marzo de 2015

por qué lo llaman política

...cuando quieren decir:

■ partidismo

■ ideología

■ (etcétera de palabras que ahora no me vienen)

 

Según el DRAE, política es:

7.- Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

8.- Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos.

9.- Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.

10.- Cortesía y buen modo de portarse.

11.- Arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado.

12.- Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado.

 

Yo a todo eso añado otra descripción que me parece atinada: Política es el arte de convivir el ser humano en una sociedad organizada.

Pero la palabrita, con tener esa etimología tan inocente, está castigada por la asignación de significado que le añaden muchas personas. «Aquí no venimos a hacer política» O aquella frase tan graciosa que dicen que dijo el dictador a uno de sus ministros: «Haga lo que yo. No se meta en política».

 

En las entendederas de muchas gentes, ser un "político" o ser muy "político" viene a querer insinuar 'ser rojo','ser de izquierdas'. Parece ser que las gentes "bienpensantes", las "gentes de orden", o sea, las gentes de derechas, esas no son "políticos" ni hacen "política". (!!!)

 

Mucha gente no acaba de darse cuenta de que en el sitio que más política se ejercita es en los púlpitos y demás rincones de las iglesias y de las diferentes religiones. Política de embaucamiento. Política para dormir y drogar las mentes de la gente. Política para mangonear y dirigir las conciencias de la masa.

 

«Si no haces política, otros la harán por ti (y seguramente que en contra de ti)».

sábado, 3 de enero de 2015

verdugos

El oficio de verdugo ya hace años que desapareció en España pero verdugos, verdugos..., haberlos..., haylos.
Hay profesiones inconfesables, o profesiones que a los que las ejercen les da un poco de vergüenza o reparo desvelárselas a la gente porque un gran porcentaje del pueblo, en lo más íntimo, rechaza profundamente a ese tipo de profesionales. La de verdugo es la más inconfesable y el que la ejercía se cuidaba mucho de que no lo supieran ni familiares ni amigos ni vecinos de su barrio o de su pueblo.

Algo parecido ocurre —en menor intensidad— con los clérigos, policías, guardiaciviles, funcionarios de prisiones, ... (leer esto)
No sé; no sé por qué pero esas profesiones, los que las ejercen saben muy bien que no es bueno para ellos, en muchos casos, ir por ahí confesando al gran público cómo se ganan el sueldo.
El oficio de verdugo es tan fuerte, tan rechazable por el gran público, que ellos, para suavizar un poco su discutible oficio, se autodenominaban eufemísticamente "agentes judiciales ejecutores de sentencias".

En la genial película «El verdugo» dirigida por Luis García Berlanga, hay un momento en que los protagonistas hablan de la pena de muerte.
José Luis, trabajador de la funeraria que interpreta el actor italiano Nino Manfredi, dice:
  —Yo creo que la gente debe morir en su cama, ¿no?
A lo que el viejo verdugo, en boca del gran Pepe Isbert, le responde:
  —Naturalmente. Pero si existe la pena de muerte alguien tiene que aplicarla.
Pero ahí, lo injusto del ser humano consiste en despreciar al verdugo y no despreciar con igual o mayor intensidad, a los aparatos de justicia y a los Estados que los utilizan, que son los que crean y sostienen ese castigo tan desproporcionado, tan inhumano y tan anticristiano.
En la película/documental de Basilio Martín Patino «Queridísimos verdugos» quedó muy bien retratada la execrable "profesión".

Los nuevos "verdugos", los "verdugos" de esta época moderna, civilizada y democrática, son los policías antidisturbios. (Y a veces, también, los policías a secas y los vigilantes jurados).
Se trata de un cuerpo especial de policías, reclutados y adiestrados para pegar —sin remordimientos y muchas veces, sin motivos— palizas al ciudadano indefenso y pacífico, en las comisarías, en las calles y otros recintos.

Todos tenemos algún amigo que dice tener un amigo entre los policías antidisturbios. Pues bien, uno de esos amigos me decía un día que tiene un amigo en las brigadas de antidisturbios que es de los que le fastidia mucho tener que pegar a los ciudadanos. Y a su vez, el "policía bueno" le confesaba a su amigo, que ha visto a algunos compañeros de "oficio" que se sienten muy a gusto pegando a la gente y hasta les produce una inmensa dosis de placer. (!?!)

Hoy día, no creo que haya una profesión más despreciable en la sociedad española, que la de ejercer de policía antidisturbios.
Y no por evitar los disturbios entre la gente, que es muy necesario, sino por los métodos y la "filosofía" que aplican en sus actuaciones.

A un ciudadano de tu país, en legítima posesión de sus derechos humanos, cívicos y democráticos, no le debes hacer que desista de una protesta o manifestación callejera a base de darle palos, patadas y 'ostias' según tu capricho o el de los superiores jerárquicos que te lo ordenan o consienten.
A estos policías también se les ha aplicado eufemismos para suavizar la dureza de sus "trabajos".
Ya no se les llama "antidisturbios"; ahora se les denomina, bonitamente, Unidades de Intervención Policial (UIP). ¡Qué más da! Verdugos al fin. Verdugos, algunos, hasta las últimas consecuencias. En calles y comisarías, a algunos se las va la mano tanto, tanto, que terminan matando al ciudadano (o mutilándolo o torturándolo cuando menos).
Y el Estado, el gobierno y la sociedad en general, no les pasan la factura que debieran pasarles. A algunos, hasta los indultan luego de ser juzgados.

A estos verdugos uniformados del siglo XXI no habría que discriminarlos ni marginarlos ni despreciarlos; no hay que
ensañarnos con ellos ni con su 'oficio'. Habría que denominarlos, eufemísticamente, "agentes ejecutores de las órdenes del gobierno".