lunes, 3 de febrero de 2014

cuando tengamos democracia

Para cuando podamos tener democracia en España hemos de hacer un montón de cambios esenciales para que la democracia sea verdaderamente DEMOCRACIA. Entre otros:
■ Tenemos que cuidar de quién ingresa en las academias policiales y militares (que es casi decir lo mismo). A todo funcionario que se le dota de armas y pertrechos para ejercer legalmente el monopolio de la violencia, hay que vigilarle muy en corto para que no ejerza esa violencia con exceso, con discriminación ideológica, con abuso personalista, con métodos y motivaciones desproporcionadas.

Los policías no debieran de ejercer de pastores que arrean al rebaño de ciudadanos a base de garrotazos, golpes de honda o azuzamientos al perro guardián. Eso no es democrático ni es nada aceptable.
Los métodos que se gastan los policías para espantar de las calles a los ciudadanos protestones, algún día serán juzgados de contrarios a los derechos humanos, De crueles, de innecesarios; de antidemocráticos.
Se me responderá que peores son los policías ucranianos. Mal de muchos nunca debiera de ser consuelo de los resignados.

Cuando tengamos democracia en España, habrá que dejar de ir por los gimnasios escogiendo a los mocitos más fascistas y musculosos.
Los cuerpos policiales debieran tener un ideario que les aparte totalmente de convertirse en ejército de mercenarios a las órdenes y a los intereses de las ilegitimidades y caprichos de todo gobierno.
No todo vale en una actuación policial. No todo ha de ser tapado ni escudarse detrás de la jodida frasecita de "la obediencia debida".
Cuando los funcionarios policiales actúan con tanto ardor guerrero en cuestiones como el desalojo de una familia de su única vivienda, aún sospechando que esa familia se tiene que ir a vivir a la puta calle o que alguno de sus miembros se va a suicidar, habría que preguntarles si eso se compadece con los ideales para los que está concebido un cuerpo policial. ¿Todo vale? Si en vez de arrojarlos por la fuerza de su legítima vivienda (art. 47 de la Constitución) les dieran órdenes de disparar a la multitud, ¿también lo harían?
Sí; me temo que sí; que también lo harían. Actúan con obediencia ciega. Eso es malísimo.

No sabemos cómo esos escuadrones de policías se comportarían si les dieran órdenes de apalizar a algún banquero abusador, a algún juez que se extralimita en el cumplimiento de su justicia. (?)
No; ningún ciudadano debiera ser apalizado por un policía.
El banquero cumple con su obligación de recaudar lo que le debe todo acreedor.
El juez cumple con su obligación de ejecutar lo que le dictan las leyes.
¿Y el ciudadano? ¿No cumple con su obligación de ciudadano? ¿Qué es un ciudadano? ¿Un individuo que vota cada cuatro años y sanseacabó?

No; no. No se puede justificar el vandalismo. Los atentados al mobiliario urbano y a la propiedad privada. Pero hay que indagar muy minuciosamente no vaya a ser que unos cuerpos policiales, deslegitimados para actuar en democracia, sean los que se infiltren de paisano a joder la marrana bajo la sacrosanta filosofía de «cuanto peor, mejor».
¿Mejor, para quién? ¿Para los que necesiten justificar que al ciudadano indefenso se le ha tratado peor que el pastor a sus ovejas? ¡¡Peor!!, ¡ya lo creo que peor! (Que me perdonen los pastores por la injusta alusión y comparación).

No sigo, que luego sale un texto muy largo y aburro al posible lector.  Hasta luego.

8 comentarios :

Felipe Medina dijo...

Y veremos ese amanecer democrático? El sistema está demasiado viciado por lo que desmontarlo va a ser dificilísimo.

Un abrazo

Jesús Herrera Peña dijo...

Un pesimista es un optimista bien informado
Y eso es lo que te ocurre a ti, Felipe.
Estoy muy de acuerdo contigo.
Un abrazo,

Anónimo dijo...

Amigo Jesús, ¡Qué más quisiéramos los ciudadanos de a pie que ser tratados por los cuerpos policiales como lo son las ovejas por sus pastores…!
Yo pienso que, ciertamente, los policías (muy frecuentemente con un excesivo “celo profesional”) cumplen órdenes de sus superiores, que, a su vez, las cumplen de otros más altos, hasta llegar a los que nos mandan –y no digo nos gobiernan- avalados por el poder de los votos que cada cuatro años les damos. Y si hay mayoría absoluta se creen con derecho a hacer lo que les dé la gana sin dar la más mínima explicación. Y si esta mayoría absoluta la tiene un partido ultraderechista, franquista, no es muy difícil volver a los tiempos que algunos vivimos de “la calle es mía” y del miedo cerval a los grises. Yo creo que ahí está quid de la cuestión.
Saludos.
Miguel

Jesús Herrera Peña dijo...

¡Qué bien los expresas, Miguel!
Estoy de acuerdo en todo.
Dices muchas más cosas de las que escribes, pero yo —y creo que algunos más— te sabemos leer entre líneas.
Por todo eso que dices es por lo que un día escribí el artículo "Nunca me gustó la policía".
Debieran cumplir una misión más humanitaria, más filantrópica, más ajustada a los derechos humanos y ciudadanos de una sociedad democrática. Pero son, en realidad, mercenarios del que les azuza contra el ciudadano indefenso (casi siempre, de izquierdas, ¡qué casualidad!).

De acuerdo, Miguel. Luego supe que con la comparación de las ovejas y los pastores me pasé, me pasé mucho en perjuicio de los honrados pastores.

Un saludo,

Anónimo dijo...

Jesús, como soy nuevo en esta plaza “Bargas-La Sagra”, voy viendo algunas cosillas históricas, a medida que las ocasiones lo requieren. Así, en esta ocasión, me he ido a tu artículo “Nunca me gustó la policía” y, por consiguiente, al alud de comentarios que se produjeron.
Habría tanto que hablar sobre este tema que fácilmente nos podríamos eternizar dándole vueltas al asunto. Y, seguramente, acabando siempre en el mismo punto.
Yo creo en aquello de “en todas partes cuecen habas” (aunque en este caso el sentido sería el contrario del que normalmente pretende la frase). Y en todos los colectivos, como el que ahora nos atañe, pudiera haber habas, cocidas o no, que naturalmente serían las excepciones. Pero también estoy empezando a creer en lo de “quien paga, manda”, sentimiento fuertemente arraigado en nuestro tan refranero país. Y eso es lo realmente jodido.
Saludos.
Miguel

Jesús Herrera Peña dijo...

Pues sí, Miguel. El tema da para charlar y escribir muchos folios. Pero bueno, todo se puede simplificar.
Yo, para simplificar te diría que algún día nos tendremos que dar cuenta, bien a las claras, que dar de palos a los indefensos ciudadanos que se manifiestan en la calle, es un acto execrable, despreciable, criticable, totalmente alejado de los derechos del ciudadano, de los derechos humanos, de las relaciones entre administradores y administrados en una democracia auténtica donde la haya.

Que no; que no se puede seguir tratando al ciudadano a base de garrotazos. Que no, que ningún policía puede llevar la Justicia en el extremo de su porra.
Que no, que la porra policial no es —como ellos la llaman dulcificadamente— una defensa. Que es todo lo contrario: Una provocación y una tortura al ciudadano.
Que no pasa nada porque una masa de ciudadanos protestando legítimamente por alguna injusticia, hayan cortado una calle. Que también las cortan las procesiones católicas o las algaradas futboleras y no se hace nada. Y no pasa nada.

Que en democracia no hay que tratar al ciudadano como se le está tratando por parte de escuadrones armados, excesivamente bienmadados (muchas veces extralimitados en sus órdenes), de mercenarios de uniforme que algunos verían el cielo abierto si les ordenaran disparar con sus pistolas o fusiles.

Sigo estando muy de acuerdo con tus comentarios.

Gratitud y saludos,

Anónimo dijo...

Jesús a ti te han debido dar fuerte los grises. Reconoce que llevas una espina de algún porrazo. Y es que hasta las manifestaciones de antes eran manifestaciones con cojones no estas con carritos de bebe.El hombre se a feminizado y la policía ya no da ni el miedo de antes. El cambio mundial que se avecina con paralelismos con el mayo francés va a provocar el fin del fracasado movimiento obrero. La izquierda (solo hay que mirar en este país) va desaparecer por un motivo: todos se han dado cuenta que cuando el de izquierdas gana dinero se vuelve de derechas y solo cuando no se tiene nada el ser humano es de izquierdas. la izquierda es como la iglesia una hipocresía en la que todo es de todos mientras no tenga nada.

Jesús Herrera Peña dijo...

Anónimo (no suelo responder a Anónimos, por lógica, pero bueno...):
Sí, me han dado fuerte los grises; y luego me dieron los marrones y ahora ya, me dan fuerte los azul-oscuro-casi-negros. Pero no son porrazos reales los que me han dado (¡Menos mal!) sino porrazos a mi concepto de lo que tiene que ser un funcionario policial en una democracia.
Con lo demás que dices sólo puede estar de acuerdo contigo un pesimista muy pésimo, un pseudo-izquierdista o un "apolítico".
Pero sí, estoy de acuerdo contigo en que la iglesia católica es la gran hipócrita por antonomasia.

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